En nuestra propia Galaxia, en esta bellísima región y en otras similares, están naciendo estrellas a racimos, por aglutinación del polvo y el gas interestelares. Estrellas que, en muchos casos, generaran un disco de materia protoestelar de la que poco a poco y por reiterados choques se formarán planetas y satélites. Así pensamos que nació nuestra Tierra, en la que la especie humana habita.
Y me emociona saber que nuestro planeta, incluidos nosotros, somos polvo de estrellas. Pensar que los elementos de que están compuestos nuestros cuerpos no han podido producirse ni en la Tierra ni en el Sol, me aminora hasta el miedo a la muerte. De lo que está hecho nuestro querido cuerpo ha sido fabricado por estrellas que murieron como supernovas y regaron el medio interestelar de material procesado, del que nació nuestro Sistema Solar. Que somos material reciclado y ¡a mucha honra! Y este material seguirá el ciclo cósmico y terminará convertido en nuevas estrellas que brillarán esplendorosas en el firmamento. ¿No es éste motivo suficiente para que nos apasione la Astronomía?
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